"Si no tengo amor, no soy nada." Carta de San Pablo a los Corintios 13:1 (I)
" Aunque yo hablara todas las lenguas de los hombres y de los ángeles, si no tengo amor, soy como una campana que resuena o un platillo que retiñe.
Aunque tuviera el don de la profecía y conociera todos los misterios y toda la ciencia, aunque tuviera toda la fe, una fe capaz de trasladar montañas, si no tengo amor, no soy nada.
Aunque repartiera todos mis bienes para alimentar a los pobres y entregara mi cuerpo a las llamas, si no tengo amor, no me sirve para nada.
El amor es paciente, es servicial; el amor no es envidioso, no hace alarde, no se envanece, no procede con bajeza, no busca su propio interés, no se irrita, no tiene en cuenta el mal recibido, no se alegra de la injusticia, sino que se regocija con la verdad.
El amor todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.
El amor no pasará jamás.
Las profecías acabarán, el don de lenguas terminará, la ciencia desaparecerá."
Evidentemente Pablo no habla del amor que conocemos nosotros. No habla del amor que une a las parejas y que bendicen las religiones. No habla del amor de los matrimonios. No habla Pablo del amor que empalaga tantas canciones y llena de lágrimas de regustito agridulce acompañadas de palomitas de maíz y cocacola las salas de lo que el viento se llevó. No habla del amor que se convierte en desamor.
Pero no os preocupeis.
Si sois capaces de soportar unos días el último deseo de suicidio a causa de un desamor - inventado - y de soportar un poco más el sufrimiento gratuito a causa de un dolor sentimental también inventado pronto os hablaré del amor de Pablo.
Os hablaré del amor de Pablo y vereis que toda esa machaca sentimentaloide no tiene otro objetivo que el hacer sufrir y que os rasqueis el bolsillo para buscar cierto alivio.
Y sobre todo y fundamentalmente, para soportar, para sustentar, para alimentar, a costa de tanto sufrimiento, el consuelo que dan las fes y las religiones.
"Si no tengo amor, no soy nada." Carta de San Pablo a los Corintios 13:1" (II)
Mi motivación incluye también la preocupación por otro enorme sufrimiento. Es el sufrimiento de una parte importante de hombres y mujeres que viven el amorcomonosotrosloentendemos como negación. Me refiero a esas personas, hombre y mujeres que han optado por la religión como forma de vida. Ellos son víctimas igualmente de ese sufrimientoacausadelamor. Pero en este caso, el análisis de ese sufrimientoacausadelamor es más complejo. Es más complejo especialmente por dos razones fundamentales : i. porque se produce como consecuencia de una negación al amorcomonosotrosloentendemos; ii. porque, paradójicamente, viven el auténtico amor-amistad (Pablo a los Corintios) – el que yo propongo como amor verdadero - como amordeDios.
Esta doble vivencia del amor como negación y a la vez como sublimación provoca, según creo, una tendencia a la idealización que tiende a proyectar el afecto en seres puros e inocentes – los niños, idealmente confrontados con la impureza mujer - que normalmente componen el entorno de muchos sacerdotes y religiosos dedicados a la enseñanza. Este afecto está obviamente condenado de antemano al fracaso a causa de las restricciones de la moral.
No hablo aquí para nada, de momento, de sexo. Ni obviamente tampoco hago aquí ninguna apología de la pederastia. Tan sólo hago un esfuerzo de comprensión de la problemática emocional de las personas que privan a sus corazones de la clase de amor socialmente aceptada. Mi objetivo es entender porqué entre personas de tan alto nivel espiritual y cultural se producen tan frecuentemente esos afectos hacia el niño moralmente no aceptados. También, puntualizar que aquí – en este punto - solo estudio los afectos – insisto, no al sexo – y sólo a los afectos de las personas que viven en religión.
"Si no tengo amor, no soy nada." Carta de San Pablo a los Corintios 13:1 (III)
Hoy quiero empezar con una cifra : 360.307.
Esta es la cifra de jugadores no ocasionales del último trimestre de 2014 para los juegos online. La estadística da más de 1.500.000 jugadores ocasionales. ¿Qué quiere decir esto? Sencillamente que, como siempre, la mayoría disfruta de los placeres y de las curiosidades de la vida sin mayores problemas. Hay más de 1.500.000 personas que en alguna ocasión durante el último trimestre de 2014 han apostado en los juegos de azar online. Hay más de 1.500.000 personas que no han caído en la trampa. Eso es estupendo. Pero a mí lo que me preocupa no son esas más de 1.500.000 personas sino las 360.307 que han vuelto a jugar y se han convertido en jugadores habituales.
Con casi todo en la vida pasa algo parecido. No sólo con el juego. También con el deporte, con la prostitución, con los placeres de la mesa, con la droga. Absolutamente con todo hay una mayoría de personas que disfrutan agradablemente y razonablemente de las cosas. Pero también en todo hay un grupo de personas que no disfrutan de esos placeres sino que, por el contrario, sufren, precisamente a causa de lo mismo que es causa de placer para la mayoría.
Esas son las personas que a mí me preocupan. Sería impresionante si conociéramos la cantidad de personas que disfrutan de la droga. No se divulga – y no voy a ser yo quien haga apología de la droga -, pero una gran cantidad de drogadictos – generalmente drogadictos ricos – no tienen ningún problema con las drogas. Disponen de suficiente cantidad de dinero para comprar la mejor droga y para pagarse, cuando lo deseen, un mes de desintoxicación en los mejores centros del mundo. Lo mismo puede decirse de la prostitución en los dos ámbitos : profesional y cliente. ¿Porqué no decirlo?
Con todo pasa algo parecido. Algo en algo tan inocente como los placeres de la mesa, todos lo sabemos, hay personas – anoréxicas y bulímicas – que no pueden disfrutarlos.
Con el amor pasa también lo mismo. Indudablemente, como en todo, también en el amor, hay muchas personas que disfrutan agradablemente y razonablemente del AmorComoNosotrosLoConocemos.
Esas personas me dirán que mi crítica carece de sentido. Que ellos son felices. Mi objetivo ahora es demostrarles que son felices, indudablemente, pero no a causa de ese AmorComoNosotrosLoConocemos. De la misma manera que los económicamente pudientes disfrutan de la droga, pero no a causa de la droga sino, justamente lo contario, a causa de poder disponer de suficientes recursos para solucionar eficazmente los problemas derivados de la droga.
Voy a demostrar, ahora, que aquellos que son felices y que disfrutan agradablemente los placeres del amor no la hacen gracias al amor sino precisamente, por el contrario, porque disponen de los recursos materiales y no materiales – espirituales – para poder solucionar eficazmente los problemas derivados del amor. Aunque entraré más de lleno en la cuestión posteriormente anticipo que el dinero y la religión son los recursos materiales e inmateriales más eficientes en la solución de los problemas derivados del amor. Lo que dicho de otra manera y como ya se ha apuntado antes. La economía de consumo y las religiones son las principales beneficiarias de la problemática sentimental en la que nos sumerge el AmorComoNosotrosLoConocemos que más adelante demostraré finalmente que es una versión falsificada del AmorDePablo.
"Si no tengo amor, no soy nada." Carta de San Pablo a los Corintios 13:1 (V)
Hoy festividad del Corpus Christi y mientras a escasos metros de donde me encuentro se celebra el máximo homenaje de la fe católica no puedo por menos que reflexionar sobre :
"Cómo es posible que la Iglesia Católica bendiza con el sacramento del matrimonio el acto de amor más egoísta que humanamente se pueda producir. El actor de amor más transformado en una parodia de intereses económicos. Cómo es posible que los que más saben sobre el amor porque lo practican aunque muy mediatizado por las creencias y más lo han estudiado bendizan un amor para toda la vida sabiendo que eso no existe en la realidad humana. Sinceramente me llama la atención que la Iglesia Católica que hoy celebra uno de sus máximos homenajes a la fe, bendiza un amor que casi siempre acaba en tragedia cuando se quiere prolongar más de lo que da de sí. Un amor que los más afortunados resuelven a costa de miles de euros y los menos a costa de enormes sacrificios personales. Y sobre todo del enorme sacrificio que este estado de las cosas provoca en los seres más inocentes : en los hijos de los matrimonios que se separan. Siempre he pensado que los desequilibrios emocionales y el sufrimiento que normalmente acompaña al proceso de divorcio es aceptado por las instituciones religiosas como una especie de castigo divino a causa de los pecados de los padres. Me gustaría que aquellos que tienen la suerte de aceptar la continuidad de su amor de por vida - que no sean ricos ni creyentes - me contradijesen y me demostraran que estoy equivocado. Que se puede ser feliz con un amor para toda la vida. Siempre existe la excepción que confirma la regla. Quería terminar con una preciosa cita sobre el amor de Pedro Juan Gutiérrez en su "Trilogía sucia de la Habana" pero no le encuentro. Otra vez será.
" Aunque yo hablara todas las lenguas de los hombres y de los ángeles, si no tengo amor, soy como una campana que resuena o un platillo que retiñe.
Aunque tuviera el don de la profecía y conociera todos los misterios y toda la ciencia, aunque tuviera toda la fe, una fe capaz de trasladar montañas, si no tengo amor, no soy nada.
Aunque repartiera todos mis bienes para alimentar a los pobres y entregara mi cuerpo a las llamas, si no tengo amor, no me sirve para nada.
El amor es paciente, es servicial; el amor no es envidioso, no hace alarde, no se envanece, no procede con bajeza, no busca su propio interés, no se irrita, no tiene en cuenta el mal recibido, no se alegra de la injusticia, sino que se regocija con la verdad.
El amor todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.
El amor no pasará jamás.
Las profecías acabarán, el don de lenguas terminará, la ciencia desaparecerá."
Evidentemente Pablo no habla del amor que conocemos nosotros. No habla del amor que une a las parejas y que bendicen las religiones. No habla del amor de los matrimonios. No habla Pablo del amor que empalaga tantas canciones y llena de lágrimas de regustito agridulce acompañadas de palomitas de maíz y cocacola las salas de lo que el viento se llevó. No habla del amor que se convierte en desamor.
Pero no os preocupeis.
Si sois capaces de soportar unos días el último deseo de suicidio a causa de un desamor - inventado - y de soportar un poco más el sufrimiento gratuito a causa de un dolor sentimental también inventado pronto os hablaré del amor de Pablo.
Os hablaré del amor de Pablo y vereis que toda esa machaca sentimentaloide no tiene otro objetivo que el hacer sufrir y que os rasqueis el bolsillo para buscar cierto alivio.
Y sobre todo y fundamentalmente, para soportar, para sustentar, para alimentar, a costa de tanto sufrimiento, el consuelo que dan las fes y las religiones.
"Si no tengo amor, no soy nada." Carta de San Pablo a los Corintios 13:1" (II)
Mi motivación incluye también la preocupación por otro enorme sufrimiento. Es el sufrimiento de una parte importante de hombres y mujeres que viven el amorcomonosotrosloentendemos como negación. Me refiero a esas personas, hombre y mujeres que han optado por la religión como forma de vida. Ellos son víctimas igualmente de ese sufrimientoacausadelamor. Pero en este caso, el análisis de ese sufrimientoacausadelamor es más complejo. Es más complejo especialmente por dos razones fundamentales : i. porque se produce como consecuencia de una negación al amorcomonosotrosloentendemos; ii. porque, paradójicamente, viven el auténtico amor-amistad (Pablo a los Corintios) – el que yo propongo como amor verdadero - como amordeDios.
Esta doble vivencia del amor como negación y a la vez como sublimación provoca, según creo, una tendencia a la idealización que tiende a proyectar el afecto en seres puros e inocentes – los niños, idealmente confrontados con la impureza mujer - que normalmente componen el entorno de muchos sacerdotes y religiosos dedicados a la enseñanza. Este afecto está obviamente condenado de antemano al fracaso a causa de las restricciones de la moral.
No hablo aquí para nada, de momento, de sexo. Ni obviamente tampoco hago aquí ninguna apología de la pederastia. Tan sólo hago un esfuerzo de comprensión de la problemática emocional de las personas que privan a sus corazones de la clase de amor socialmente aceptada. Mi objetivo es entender porqué entre personas de tan alto nivel espiritual y cultural se producen tan frecuentemente esos afectos hacia el niño moralmente no aceptados. También, puntualizar que aquí – en este punto - solo estudio los afectos – insisto, no al sexo – y sólo a los afectos de las personas que viven en religión.
"Si no tengo amor, no soy nada." Carta de San Pablo a los Corintios 13:1 (III)
Hoy quiero empezar con una cifra : 360.307.
Esta es la cifra de jugadores no ocasionales del último trimestre de 2014 para los juegos online. La estadística da más de 1.500.000 jugadores ocasionales. ¿Qué quiere decir esto? Sencillamente que, como siempre, la mayoría disfruta de los placeres y de las curiosidades de la vida sin mayores problemas. Hay más de 1.500.000 personas que en alguna ocasión durante el último trimestre de 2014 han apostado en los juegos de azar online. Hay más de 1.500.000 personas que no han caído en la trampa. Eso es estupendo. Pero a mí lo que me preocupa no son esas más de 1.500.000 personas sino las 360.307 que han vuelto a jugar y se han convertido en jugadores habituales.
Con casi todo en la vida pasa algo parecido. No sólo con el juego. También con el deporte, con la prostitución, con los placeres de la mesa, con la droga. Absolutamente con todo hay una mayoría de personas que disfrutan agradablemente y razonablemente de las cosas. Pero también en todo hay un grupo de personas que no disfrutan de esos placeres sino que, por el contrario, sufren, precisamente a causa de lo mismo que es causa de placer para la mayoría.
Esas son las personas que a mí me preocupan. Sería impresionante si conociéramos la cantidad de personas que disfrutan de la droga. No se divulga – y no voy a ser yo quien haga apología de la droga -, pero una gran cantidad de drogadictos – generalmente drogadictos ricos – no tienen ningún problema con las drogas. Disponen de suficiente cantidad de dinero para comprar la mejor droga y para pagarse, cuando lo deseen, un mes de desintoxicación en los mejores centros del mundo. Lo mismo puede decirse de la prostitución en los dos ámbitos : profesional y cliente. ¿Porqué no decirlo?
Con todo pasa algo parecido. Algo en algo tan inocente como los placeres de la mesa, todos lo sabemos, hay personas – anoréxicas y bulímicas – que no pueden disfrutarlos.
Con el amor pasa también lo mismo. Indudablemente, como en todo, también en el amor, hay muchas personas que disfrutan agradablemente y razonablemente del AmorComoNosotrosLoConocemos.
Esas personas me dirán que mi crítica carece de sentido. Que ellos son felices. Mi objetivo ahora es demostrarles que son felices, indudablemente, pero no a causa de ese AmorComoNosotrosLoConocemos. De la misma manera que los económicamente pudientes disfrutan de la droga, pero no a causa de la droga sino, justamente lo contario, a causa de poder disponer de suficientes recursos para solucionar eficazmente los problemas derivados de la droga.
Voy a demostrar, ahora, que aquellos que son felices y que disfrutan agradablemente los placeres del amor no la hacen gracias al amor sino precisamente, por el contrario, porque disponen de los recursos materiales y no materiales – espirituales – para poder solucionar eficazmente los problemas derivados del amor. Aunque entraré más de lleno en la cuestión posteriormente anticipo que el dinero y la religión son los recursos materiales e inmateriales más eficientes en la solución de los problemas derivados del amor. Lo que dicho de otra manera y como ya se ha apuntado antes. La economía de consumo y las religiones son las principales beneficiarias de la problemática sentimental en la que nos sumerge el AmorComoNosotrosLoConocemos que más adelante demostraré finalmente que es una versión falsificada del AmorDePablo.
"Si no tengo amor, no soy nada." Carta de San Pablo a los Corintios 13:1 (V)
Hoy festividad del Corpus Christi y mientras a escasos metros de donde me encuentro se celebra el máximo homenaje de la fe católica no puedo por menos que reflexionar sobre :
"Cómo es posible que la Iglesia Católica bendiza con el sacramento del matrimonio el acto de amor más egoísta que humanamente se pueda producir. El actor de amor más transformado en una parodia de intereses económicos. Cómo es posible que los que más saben sobre el amor porque lo practican aunque muy mediatizado por las creencias y más lo han estudiado bendizan un amor para toda la vida sabiendo que eso no existe en la realidad humana. Sinceramente me llama la atención que la Iglesia Católica que hoy celebra uno de sus máximos homenajes a la fe, bendiza un amor que casi siempre acaba en tragedia cuando se quiere prolongar más de lo que da de sí. Un amor que los más afortunados resuelven a costa de miles de euros y los menos a costa de enormes sacrificios personales. Y sobre todo del enorme sacrificio que este estado de las cosas provoca en los seres más inocentes : en los hijos de los matrimonios que se separan. Siempre he pensado que los desequilibrios emocionales y el sufrimiento que normalmente acompaña al proceso de divorcio es aceptado por las instituciones religiosas como una especie de castigo divino a causa de los pecados de los padres. Me gustaría que aquellos que tienen la suerte de aceptar la continuidad de su amor de por vida - que no sean ricos ni creyentes - me contradijesen y me demostraran que estoy equivocado. Que se puede ser feliz con un amor para toda la vida. Siempre existe la excepción que confirma la regla. Quería terminar con una preciosa cita sobre el amor de Pedro Juan Gutiérrez en su "Trilogía sucia de la Habana" pero no le encuentro. Otra vez será.